Estamos en vísperas a un proceso electoral que por la
ansiedad de muchos ha visto la luz de manera un poco prematura.
Desde principios de año circulaban en los medios, nacionales
y provinciales, encuestas de intención de voto de distintos candidatos, algunos
de los cuales ya han declinado esa opción.
La realidad es que las encuestas se realizan y que en su
mayoría son encargadas por los propios candidatos, que aun no se deciden.
La verdad es que no hay necesidad de tanta encuesta de
intención de voto.
¡Atención! Que no se entienda que está demás estudiar al electorado.
Todo lo contrario.
Luego de la decisión del candidato, lo que dará sustento a
una estrategia sólida y ganadora es el conocimiento del electorado y de su
comportamiento.
El punto es que las encuestas de intención de voto, no
aporta la información necesaria para construir una estrategia y muchas veces
son contratadas por candidatos que siguen el mal consejo de sus asesores.
La información que se necesita en este momento (al inicio de
la campaña) tiene que ver más con lo que se espera del candidato que con la
cantidad de votos que reuniría en caso de prosperar su postulación. Se trata de
reunir más información cualitativa que cuantitativa que permita analizar las
expectativas del electorado y el impacto de las estrategias de los candidatos
adversarios.
Sin esto, difícilmente
pueda construirse un programa que impacte positivamente en el electorado y
tenga chances de triunfo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario